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PROTEGE TU PIEL SIN RENUNCIAR AL VERANO

Una de las principales recomendaciones cuando estamos en tratamiento es que no podemos coger sol, entonces: 

¿Por qué el sol es tan dañino para la piel oncológica?

Los tratamientos como la quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia pueden causar sequedad extrema, sensibilidad, eritema, picor o incluso pigmentaciones irregulares en la piel. La exposición al sol puede intensificar estos efectos, provocar quemaduras y oscurecer las cicatrices o zonas irradiadas (lugares del cuerpo donde se da radioterapia).
Además, ciertos medicamentos oncológicos inducen fotosensibilidad, eso significa que el propio medicamento es sensible a la exposición solar, lo que puede manifestarse en nuestra piel como reacciones fototóxicas o fotoalérgicas con lesiones similares a quemaduras o eccemas. 

Medidas clave para proteger la piel

  • Protección solar intensa

Usar protector solar de amplio espectro, con SPF 50, aplicándolo media hora antes de salir y cada 2 horas o después de sudar o bañarse. También se recomienda evitar la exposición solar directa entre las 12:00 h y las 16:00 h, intenta buscar sombra y utilizar camisas y pantalones largos, que sean fresco, gorras, pamelas o sombreros de ala ancha y gafas de sol.  

  • Secar e hidratar

Al secarnos con la toalla es mejor que sea a toques, nunca arrastrando porque la piel se puede irritar y se pueden producir pequeñas heridas. Además, se debe aplicar crema hidratante después de la ducha y el secado. Cuanto mejor preparada esté tu piel, más protegida ante el sol y para el tratamiento estará.

»Recuerda que para las sesiones de radioterapia debes ir con la piel limpia y sin ningún tipo de cremas ni colonias».

  • Productos suaves y calmantes

Opta por limpiadores sin fragancia ni alcohol, y opta por hidratantes ligeros e hipoalergénicos. Ingredientes como el ácido hialurónico, ceramidas, aloe vera, avena coloidal o vitamina E ayudan a calmar y reparar la piel. 

  • Vestimenta adecuada

Usa ropa de algodón, holgada y suave (especialmente en las zonas irradiadas o tratadas) para evitar rozaduras e irritación. Los sombreros y las gafas también son esenciales para proteger del sol.

  • Cuidados frente a piscina y mar

Durante el tratamiento, especialmente si hay piel irradiada, es mejor evitar la piscina o el mar. Si la zona tratada está arriba de la cintura, puedes mojar solo la parte inferior del cuerpo para refrescarte sin riesgo, aunque recuerda siempre llevar sombrilla.

Durante el tratamiento con quimioterapia, si tienes un catéter PICC, es mejor evitar las playas de arena, son zonas sucias y, por lo tanto, un foco de infección. Mejor playas de piedra o piscina y recuerda que este tipo de catéter no se puede mojar, por lo que solo podrías de cintura hacia abajo. 

  • Atención interna: hidratación y dieta

Mantenerse bien hidratada por dentro es tan importante como por fuera. El verano intensifica la sequedad cutánea, por lo que se recomienda una dieta rica en líquidos, frutas y alimentos ligeros que aporten hidratación y nutrientes esenciales, incluidos omega‑3 y fibra. 

3. Cuidados específicos según el tratamiento

  • Quimioterapia: la resequedad, la sensibilidad y las reacciones fototóxicas son los síntomas más comunes. Se aconseja hidratación frecuente con emolientes y evitar perfumes o ingredientes irritantes como sulfatos, parabenos, alcoholes secantes y ciertos aceites esenciales.
  • Radioterapia: las zonas tratadas son especialmente vulnerables al sol, y pueden desarrollar radiodermitis. Se debe limpiar suavemente, mantener la piel hidratada sin fragancia y evitar exposición solar. Recomendaciones:
    • Antes de iniciar la Radioterapia: bálsamo preventivo que te indican los especialistas. Higiene con jabón de pH neutro + hidratación. 
    • Durante la radioterapia: Seguir la misma higiene y pautas recomendadas. Si tienes la piel enrojecida puedes usar agua fría con manzanilla y secar al aire, puede que notes alivio. Recuerda ir a las sesiones con la piel limpia y sin ningún tipo de crema. 
    • Si se te levanta la piel: informar a tu médico especialista. Mientras esperas a la valoración puedes lavar la herida con suero fisiológico y tapar.
  • Inmunoterapia o terapias dirigidas: pueden causar erupciones, picor o reacciones autoinmunes en la piel. Es vital usar hidratación profunda y productos específicos según supervisión dermatológica.

Aquí tienes una rutina básica de cuidados. 

  1. Limpieza suave con jabones sin fragancia o de pH neutro.
  2. Aplicar crema hidratante respetuosa con pieles sensibles.
  3. Usar protector solar SPF 30‑50 cada 2 horas en zonas expuestas al sol.
  4. Vestir ropa de algodón holgada, sombrero y gafas solares.
  5. Hidratación interna con mucha agua y alimentos frescos.
  6. Evitar exposición a cloro o mar en las zonas tratadas.
  7. Consultar siempre con tu equipo médico antes de añadir productos nuevos.

¿Por qué es fundamental seguir estos pasos?

El buen cuidado de la piel no solo alivia molestias como picor o irritación, sino que, previene complicaciones, ayuda a evitar infecciones o hiperpigmentaciones y mejora la calidad de vida, ya que proteges la barrera cutánea en una etapa especialmente vulnerable. Mantener la piel sana durante el verano favorece el bienestar físico y emocional en el proceso.

La piel siempre requiere que se cuide, pero si eres paciente con cáncer y sumamos el verano hay que realizar unos cuidados extras: una rutina suave, hidratación constante y protección solar rigurosa. No se trata solo de evitar el sol, sino de proteger, calmar y respetar una piel que, aunque sensible, merece mimarse con cariño y precaución.

“Porque tu piel habla de ti, de tu fuerza y de tu historia. Cuidar tu piel también es cuidarte a ti misma. Mímala con la ternura que te mereces.”

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